«Toques» de la Palabra
«Buscad la justicia,
socorred al oprimido,
proteged el derecho del huérfano,
defended a la viuda». (Is. 1, 17)
Cuaresma.
Hay gritos, demandas que traspasan los siglos y atraviesan todas las geografías. Cuya necesidad de ser escuchadas, acogidas, respondidas no pierden un ápice de actualidad. Están en el corazón de Dios. Sus profetas las repiten. Están a la espera para ti y para mí.
Cuaresma.
Hay esperanza. El imperativo de la justicia, de la igualdad, de la inclusión… No. No es opcional. No es prescindible. No es eludible. Porque compasionas con el Compasivo, te entregas con el Entregado, sirves con el Servidor para ir adelantando la aurora de la justicia y la paz. De no ser así, ¿puede tener sentido la vida?
Plegaria
Señor y Buen Dios:
ayúdanos a hacer nuestras,
como son tuyas propias,
las causas de los desfavorecidos,
los excluidos, los marginados.
Danos lucidez para detectar nuestras omisiones,
honradez para afrontar nuestras resistencias,
valor para vencer nuestra inercia.
Que sepamos compasionar contigo.
