El Abad había dicho a los monjes: -Para recibir la Palabra de Dios hay que escucharla. Y escuchar no es lo mismo que oír, ni siquiera, que oír con atención, es mucho más. Aquella noche un joven novicio se acercó al Abad a rogarle que le explicara la lección. El Abad tomó una esponja seca y dejó caer sobre ella una gota de agua. -¿Comprendes ahora? -Creo que sí -respondió el novicio. -Cuando alguien se hace todo oídos para acoger al otro que es todo palabra, entonces, y sólo entonces, se produce la verdadera escucha. Pero esto es un camino sin fin. Al despedir al novicio, dijo todavía: -Solo existe un "escuchador" perfecto: Dios.
Escucha (La esponja)
Palabra Diaria
martes, 5 de agosto de 2025
Martes de la XVIII Semana del Tiempo Ordinario
Mt 14, 22-36. Mándame ir hacia ti andando sobre el agua.

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