En los últimos veinte años, es decir, desde el 1989 hasta hoy, nuestras sociedades se han visto sorprendidas por innovaciones espectaculares en el ámbito de la información, del conocimiento y de la comunicación.
En su misión pastoral la Iglesia ha ido emanando documentos que nos han ido acompañando en el gran proceso de mundialización en que nos hemos visto envueltos en estos últimos años: nos han planteado valores y también reservas morales.
Es para nosotros cuestión de vida o muerte que nuestras Eucaristías puedan definirse como "la Eucaristía de Jesús", que en ellas sea reconocible su Presencia, su protagonismo. Y que nadie ni nada -que no sea Él- se adueñe de la celebración.
Cuando Pablo preguntó a los discípulos de Efeso si habían recibido el Espíritu al hacerse cristianos, ellos respondieron: «No, nunca hemos oído decir que exista un Espíritu Santo» (Hech 19,1). Nosotros sí que lo hemos oído. Pero ¿qué nos imaginamos?
Cuando Pablo preguntó a los discípulos de Efeso si habían recibido el Espíritu al hacerse cristianos, ellos respondieron: «No, nunca hemos oído decir que exista un Espíritu Santo» (Hech 19,1). Nosotros sí que lo hemos oído. Pero ¿qué nos imaginamos?