Celebrada la fiesta del cuerpo y la sangre de Cristo, algún descreído podría interpretar con la devoción al corazón de Jesús que en el cristianismo abundan y redundan fetiches religiosos.
Brasil vuelve a ser noticia en el mundo por dos acontecimientos de alcance mundial, esta vez por el deporte, y la vez anterior por la Jornada Mundial de la Juventud. Me gustaría en estas breves palabras reflexionar sobre los dos acontecimientos mundiales, iluminándose el uno al otro.
Sobre si tenemos que cambiar las personas para cambiar el mundo a mejor, y esto de manera absoluta y primera, me parece una verdad de Perogrullo, pero es una abstracción imposible.
La pasión por el ministerio, que brota de la fe y de la seducción por Aquel a quien hago presente y visible, me lleva a identificarme con la tarea, a sentirme bien, como pez en el agua, con los jóvenes.
Una figura relevante de la Iglesia Católica, el cardenal Marc Ouellet, se refirió ayer a la "gran vergüenza" del escándalo de abuso sexual en la Iglesia, diciendo que los hechos fueron cometidos por hombres profundamente trastornados.
Son la parte de la Iglesia más libre, conciliar, dialogante y profética. Los frailes y las monjas, por su estilo de vida, sus carismas y sus opciones, están en frontera y en contacto permanente con las realidades más complicadas y duras de la sociedad actual.
Es de justicia subrayar los bienes que ha reportado la fórmula del 'orden sacral'; pero también el veneno que ha inoculado en el cuerpo de la Iglesia : el gran contingente de los laicos se ha ido configurando poco a poco como masa que oye y calla.
Para Joaquín Perea, ésta no es la iglesia que Jesús quería, "Lo más grave, a mi modo de ver, es que existe una línea oficial, claramente restauracionista, que quiere imponerse mediante la autoridad a otras posibles y más coherentes con el Concilio Vaticano II"
Y si perdonas solamente al que te pide perdón y al que "expía sus culpas", ¿qué mérito tendrás? Perdonar no es ignorar, ni consentir, sino confiar en el otro. No habrá paz en este pobre mundo sin perdón primero.
De vacaciones en mi tierra, he estado con un grupo de curas de Ourense. Casi todos llevan años entregados a fondo en el mundo rural. Curas de pueblo. De los de antes y de los de ahora. Curas de pueblo que no escapan del pueblo, que viven con el pueblo, gozan y sufren con él.