En el corazón del Adviento María se hace presente de una forma especial: Es la Mujer nueva, la Llena de gracia, escogida por Dios y con un sí total en su Corazón.
Celebración mariana para el mes de Mayo. Como barro me hiciste. Amasaste el barro, Señor. Me moldearon tus manos. Me moldeaste como arcilla, igual que hace el alfarero. Tus manos como barro me han moldeado.
Curiosamente, el momento sublime en la vida de Pablo VI, cuando grita a María “Madre de la Iglesia”, acaba en oración. Y en esa oración hace un quiebro que nos sabe muy bien a toda la familia cordimariana.
Si la vocación es confianza y disponibilidad, el Corazón de María es el modelo perfecto de una entrega que es fruto de su fe obediente, de su fiarse totalmente de Dios. Ella perseveró hasta la cruz, con un corazón audaz.
Es hora de Pentecostés, hora de Espíritu. Sé que los apóstoles te circundan, aunque no los vea. ¿No llevas a Jesús? Está en la esperanza: Pronto nos enviará su Espíritu.