Normalmente, cuando la travesía es muy larga, en algún punto del camino se llega al agotamiento, y el cansancio hace surgir el mal pensamiento de haberse equivocado quizá en el proyecto.
Este día, a partir de las lecturas que se nos ofrecen en la Liturgia, cabría considerar la hora terrible que se cernía sobre el grupo de los discípulos. Pero es en la hora de la prueba donde cabe manifestar el amor. Escuela para aprender a consolar.
Nos acercamos a días recios, y sin duda que cuando se precipita la intemperie, uno anhela, más que nuca, el hogar cálido, y ninguno como el seno materno. Jesús se nos revela, según el Evangelio de San Juan, metido en los pechos del Padre antes de la Encarnación...
Entramos en el tiempo sagrado, en los días santos que constituyen la Semana Mayor, para celebrar los misterios de la muerte y resurrección de Jesucristo, el Misterio Pascual.
Nada es indiferente en el relato evangélico de hoy, y se puede observar, de alguna forma, una teofanía. En la escena están los árboles, los animales, los seres humanos. Todos sirven al Señor.
Son los últimos días de Cuaresma, y las lecturas nos ofrecen la contemplación de los últimos días de Jesús. Al hacer una síntesis de la enseñanza evangélica, cuando queremos poner un rostro al Señor...
Una de las experiencias más paradójicas para quienes se profesan amigos del Señor, es sentir a la vez que la certeza del amor de Dios, la prueba del sufrimiento, del despojo, y hasta la muerte violenta.
Las tres citas se refieren a Abraham como principio de las generaciones del pueblo de la Alianza. La evocación que hace Jesús del padre en la fe manifiesta la fidelidad de Dios, y el cumplimiento de la palabra dada.
Ante las dificultades, caben diversas reacciones: desde el enojo, al pesimismo; desde el hundimiento a la lucha; desde el derrotismo a la esperanza. Una reacción concorde con la fe es la oración, la relación trascendente con Dios, ante quien se expone la dificultad.
El que cree, aunque parezca que todo se le pone en contra, apuesta por Dios. El que cree, en tiempo de intemperie, no hace chantaje con la confesión de su fe, y se atreve a fiarse de Dios.